Fiat quiere ajustarse a las necesidades
Eso es lo que está haciendo con la familia del 500L, con la
que prácticamente ha reemplazado el hueco que tenía en su oferta el Bravo.
Se
puede decir que lo que pretende Fiat es ofrecer una gama menos clásica, más
adaptadas a diferentes tipos de necesidades.
Lanzado el 500L, llegan ahora las versiones Trekking y
Living. La primera de ellas tiene una planteamiento más joven y deportivo.
Sus
15 milímetros de mayor altura al suelo así como los neumáticos M+S que, salvo
que los agentes encargados de tráfico digan lo contrario, permitirían circular
sobre nieve sin problemas, la dan un aspecto diferente.
En su interior, la
presentación es similar a la del 500L normal, pero escogiendo una presentación
con materiales duros, no textiles en el salpicadero, que le dan un aspecto más
deportivo. Además, dispone de un sistema de control de tracción que le permite
desenvolverse con soltura en barro o nieve.
La versión del Trekking probada era la equipada con el motor
más potentes, el 1,6 litros diésel en su versión de 105 caballos, acoplada al
cambio automatizado Dualogic.
Si en conjunto el coche gusta por su amplitud, su
comportamiento, la comodidad que consiguen para los pasajeros sus suspensiones,
su presentación y por el bajo consumo de su motor incluso sin recurrir al
programa Eco.
Que se hace notar, en cambio decepciona el funcionamiento del
cambio Dualogic que en otros modelos del grupo, pero en su versión de seis
marchas, resulta mucho más adaptable.
Aquí, con cinco marchas, los saltos de una otra son mayores
y los tirones se hacen más evidentes. Posiblemente, si se hubieran mantenido
las seis marchas, el defecto se hubiera paliado.
Aunque el cambio manual empiece a ser cosa del pasado, hay
que reconocer que pasar al Living, equipado del mismo motor pero con el cambio
manual de cinco marchas, resulta una ganancia de confort.
Esta otra versión es claramente familiar ofreciendo siete
asientos gracias a ocho centímetros más de longitud total. Estos dos
posteriores algo más pequeños y tapizados en tonos más obscuros puesto que no
se pretende presentarlos como iguales a las otras cinco plazas, son
aprovechables incluso por adultos a condición de que no sean muy altos.
La
accesibilidad a la tercera fila de asientos, es buena por que el respaldo del
asiento central se abate y la baqueta se corre. Con las siete plazas ocupadas,
el espacio para equipajes se reduce al mínimo. Sin ellos, es muy amplio. Existe
una versión más barata sin los dos asientos posteriores.
En su presentación
interior, el Living esta personalizado en forma más cálida.
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