Australia, cuándo ir, qué esperar y cómo disfrutarla con Europcar
Australia no es un destino para tomarse a la ligera. Es un país tan enorme que a veces parece un continente disfrazado. Imagínate cruzarlo en coche: podrías tardar días en pasar de una costa a otra, y en el camino encontrarías de todo —playas infinitas, desiertos rojos, selvas tropicales y montañas nevadas—. Por eso, antes de lanzarte a la aventura, hay una pregunta clave: ¿Cuándo es el mejor momento para ir? Porque en Australia, el “cuándo” lo cambia todo.
Lo primero que tienes que saber es que las estaciones están invertidas respecto a Europa. Mientras tú estás buscando bufanda en diciembre, allí están sacando el protector solar.
El verano australiano va de diciembre a febrero, el otoño de marzo a mayo, el invierno de junio a agosto y la primavera de septiembre a noviembre. Y como el país es tan grande, el clima puede variar muchísimo: en el norte hay calor tropical todo el año, mientras que en el sur incluso cae nieve. Así que elegir la fecha depende más de lo que quieras hacer que del calendario en sí.
Por ejemplo, si te apetece playa, el verano es una fiesta. Las ciudades costeras como Sídney, Melbourne o Byron Bay se llenan de vida, hay festivales, conciertos, surf y muchas ganas de disfrutar. El ambiente es tan alegre que te sentirás dentro de una película veraniega, con gente tomando helado en la orilla y barbacoas improvisadas en los parques.
Pero, ojo, el calor puede ser intenso, sobre todo si te aventuras al norte, donde además llega la temporada de lluvias. Allí el clima se vuelve húmedo, sofocante y, a veces, hasta con tormentas que parecen sacadas de una película de acción. Si no te gusta sudar mientras respiras, mejor evita esas zonas en pleno verano.
En cambio, el otoño (de marzo a mayo) es una joya. Todavía hace buen tiempo, pero el sol ya no castiga. Es la época ideal para recorrer viñedos en Barossa o Yarra Valley, hacer senderismo en las Blue Mountains o visitar Tasmania con calma.
Los paisajes se llenan de tonos dorados y rojizos, y el ambiente se vuelve tranquilo. Además, hay menos turistas y los precios suelen bajar, lo que siempre viene bien.
El invierno australiano (de junio a agosto) es curioso: mientras en el sur hay nieve y temperaturas fresquitas, el norte vive sus mejores meses.
Si te animas a visitar Darwin, Kakadu o Cairns, encontrarás días despejados, poca humedad y un clima perfecto para explorar sin derretirte. Es también el momento ideal para conocer el Red Centre, donde están Uluru y Kings Canyon. Las noches son frías, sí, pero los días tienen la temperatura justa para caminar sin que el sol te deje sin aliento.
En el sur, si te gusta el esquí, las Snowy Mountains y los Alpes de Victoria te esperan con pistas, paisajes espectaculares y una energía acogedora.
Y luego llega la primavera, de septiembre a noviembre, cuando Australia se viste de color. Las flores silvestres cubren el interior del país, los parques y jardines florecen, y los días se alargan. En el oeste, la región de Perth y Margaret River se pone preciosa, mientras que en el sur los festivales de comida y vino están en pleno auge.
Es un momento perfecto para viajar si quieres evitar multitudes y disfrutar de temperaturas suaves. Además, como aún no es temporada alta, hay más tranquilidad y mejores precios en alojamientos y excursiones.
Si preguntas a los australianos, la mayoría te dirá que el mejor momento para visitar el país es en primavera o en otoño. Son las llamadas “temporadas intermedias”, cuando el clima es más equilibrado y el ambiente más relajado. En otoño todavía puedes darte un baño en el mar, y en primavera puedes recorrer medio país sin pasar calor ni frío. Además, hay algo en esa luz suave y dorada que hace que todo parezca más bonito, como si el país se dejara fotografiar con su mejor cara.
Claro que, para disfrutar de todo esto, necesitarás moverte.
Y Australia no es un sitio para depender del transporte público. Las distancias son enormes y muchas de las joyas del país están lejos de las grandes ciudades. Si de verdad quieres sentirte libre y descubrir rincones auténticos, la mejor opción es alquilar un coche. Así puedes parar donde te apetezca: una playa vacía, un mirador con vistas infinitas, un pueblecito encantador o una bodega en mitad del campo.
Ahí es donde Europcar se convierte en tu mejor aliado. Con puntos de recogida en todos los aeropuertos y ciudades principales —Sídney, Melbourne, Brisbane, Perth, Darwin—, te lo ponen facilísimo.
Tienen coches para todo tipo de viaje: compactos para moverte por ciudad, familiares si vas con niños, o 4x4 si te atreves con el interior del país. Y lo mejor es que puedes devolver el coche en otra ciudad, lo que te permite hacer rutas épicas sin tener que volver sobre tus pasos.
Eso sí, un pequeño consejo: planifica un poco antes de lanzarte.
En Australia no basta con “ya veremos”. Las distancias engañan, los climas cambian mucho y las zonas turísticas se llenan rápido en temporada alta. Si vas en fechas señaladas —Navidad, Semana Santa o las vacaciones escolares de julio y septiembre—, reserva alojamiento y coche con tiempo.
Los australianos son muy de escapadas, y los destinos de playa se llenan antes de lo que imaginas.
Por otro lado, viajar en coche también requiere un poco de flexibilidad.
A veces querrás quedarte un día más en un sitio que te enamora, o desviarte porque alguien te ha hablado de una cascada escondida. Esa es precisamente la magia de recorrer Australia por tu cuenta: no hay un camino único, y cada viaje se va construyendo sobre la marcha. Con un coche, puedes hacerlo sin depender de horarios, trenes ni autobuses.
Y no te preocupes si no eres de los que disfrutan planificando hasta el último detalle. En Australia, parte del encanto está en improvisar, en seguir tu instinto y dejarte llevar.
Un día estás desayunando frente al mar, al siguiente conduces por una carretera vacía rodeada de naturaleza salvaje. Lo importante es disfrutar del camino, no solo del destino.
Al final, no hay una única forma “correcta” de visitar Australia.
Todo depende de lo que busques. Si quieres sol y playa, el verano te encantará. Si prefieres paisajes dorados y rutas tranquilas, el otoño será tu estación. Para quienes buscan naturaleza exuberante sin pasar calor, el invierno tropical del norte es una pasada. Y si te apetece ver flores, cielos despejados y buena energía, la primavera te va a enamorar.
Sea cuando sea, la clave está en recorrerlo a tu ritmo.
Australia no se trata de tachar lugares de una lista, sino de vivirla: sentir la brisa en la carretera, escuchar el canto de los pájaros al amanecer o ver cómo el cielo se enciende en mil colores al caer el sol en el Outback. Con Europcar, esa libertad está a tu alcance.
Solo tienes que girar la llave, encender el motor y dejar que el viaje te lleve.

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