Carens la razón y la emoción
La cuarta generación del monovolumen compacto Carens (rival, por ejemplo, de un Renault Scénic o un Opel Zafira) se estrena a finales de este mes con argumentos técnicos y funcionales más evolucionados.
Cambia el estilo hacia las últimas pautas vistas en la marca, más personales y aerodinámicas, y otro tanto ocurre en el interior, donde el progreso es notable en su calidad. De hecho, nos ha gustado mucho tanto en las versiones topes de gama, con acabados de cuero opcionales, como en las más básicas, con terminaciones en tela de buen aspecto y transpiración.
El interior puede configurarse para cinco o siete plazas, con un maletero de 103 litros con el máximo de ocupación, 492 litros con cinco personas o 1.694 litros con dos plazas y la capacidad de carga medida hasta el techo. La forma con que podemos eliminar o añadir plazas es muy cómoda, destacando la gran regulación longitudinal de la segunda fila, de tres asientos independientes. Eliminar la tercera es tan fácil como empujarla hacia delante.
El interior puede configurarse para cinco o siete plazas, con un maletero de 103 litros con el máximo de ocupación, 492 litros con cinco personas o 1.694 litros con dos plazas y la capacidad de carga medida hasta el techo. La forma con que podemos eliminar o añadir plazas es muy cómoda, destacando la gran regulación longitudinal de la segunda fila, de tres asientos independientes. Eliminar la tercera es tan fácil como empujarla hacia delante.
La oferta para España está formada por tres mecánicas: gasolina 1.6 de 135 caballos y diésel de 115 y 136 caballos, ambos con el mismo bloque de 1,7 litros de cilindrada.
Durante la toma de contacto fueron estos dos motores los que pudimos probar y, aunque está más logrado y ofrece mejores prestaciones el más potente, el otro tiene suficientes argumentos para ser el más vendido.
Resulta muy elástico, equilibrado y alcanza un buen compromiso entre prestaciones y consumos, con 4,2 litros de media y 129 gramos de CO2 que harán todavía más favorable su precio (por concretar).
Del Carens, lo que menos nos ha gustado ha sido el tacto de la dirección, pues filtra en exceso lo que pasa bajo las ruedas y en línea recta tiene fluctuaciones en su asistencia, lo que obliga a un cierto aprendizaje.
Ese defecto no se aprecia en el Pro_cee'd, la versión con carrocería de tres puertas de este compacto, que se incorpora ya a la gama aunque estas variantes no tienen el predicamento de antes. Kia, en cambio, incluso añadirá dentro de muy poco una versión GT con 204 caballos.
Los que llegan ahora son más modestos: diésel de entre 90 y 128 caballos, o gasolina de 100 y 135 caballos. Los más potentes llevarán cambio automático de doble embrague.
Conseguir la mejor postura al volante es muy fácil y todo queda a mano. Entrar y salir de detrás, como se puede prever, no es fácil, pero el amplio desplazamiento del asiento delantero lo facilita. La habitabilidad es correcta y el maletero cubica 380 litros, entre los mejores del segmento.
Kia ha fijado un precio de arranque de 10.900 euros, aunque para ello hay que acogerse al Plan Pive2 y financiar el vehículo con la marca. Los siete años de garantía, como en el Carens, son de serie.
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