La casta de los controladores

Si en EEUU apenas hay huelgas es gracias a los controladores aéreos. Un paro salvaje de este colectivo el 3 de agosto de 1981 permitió a Ronald Reagan liquidar al sindicato del sector y sentar un precedente basado en un principio simple: el empresario siempre tiene la sartén por el mango.

La consecuencia es que, 29 años después, hay alrededor de 20.000 controladores trabajando para la Administración Federal de Aviación. Un 50% más que en 1981. A esa cifra deben sumarse cientos de profesionales que trabajan en aeropuertos privados, de escasa capacidad y fuertemente subsidiados. En total, unos 15.000 están afiliados a la Asociación Nacional de Controladores de Tráfico Aéreo (Natca), el sindicato que ha sucedido a Patco, la central que organizó el paro de 1981 y que fue ilegalizada por Reagan.

Los controladores tienen hoy unos ingresos brutos medios anuales que van de los 54.000 a los 121.000 euros lo que, descontada la inflación, es entre un 50% más (para los que menos ganan) y un 40% de ganancia (para el 10% mejor remunerado) que lo que percibían cuando llevaron a cabo la huelga. Su jornada es de 40 horas semanales, aunque puede ser ampliada con horas extra. Y tienen derecho a tomarse entre 13 y 26 días laborables de vacaciones, todo un lujo en EEUU. También pueden tener 13 días de baja por enfermedad, otra ventaja que la mayoría de sus conciudadanos no tiene.


Esas cifras no son malas, pero resultan catastróficas cuando se comparan con los motivos que llevaron a Patco a convocar la huelga: subidas salariales de entre el 20% y el 48%; una reducción de la jornada laboral de 40 a 32 horas semanales; y la jubilación tras 20 años de trabajo.

La razón para el paro resulta familiar al lector español: estrés. En 2005 y 2006, Natca mantuvo una serie de conflictos con la FAA. No hubo acuerdo. Pero tampoco huelga. La FAA decidió y los controladores aceptaron las condiciones. Cualquier cosa antes de volver a 1981.

FRANCIA. En Francia hay aproximadamente 3.500 controladores, que son funcionarios de la Dirección General de Aviación Civil: el 40% está destinado en los aeropuertos, el 40% en las centros regionales y el 20% en coordinación y formación.

Con más de 2,5 millones de vuelos al año, Francia es el país más sobrevolado de Europa, razón por la cual este colectivo tiene aquí un peso específico importante en el sector de los transportes internacionales. De acuerdo con www.l'expansion.com, la web económica del grupo L'Express, los contrôleurs aériens del país vecino están entre los peor pagados de Europa, con un salario medio anual de 105.000 euros, en tanto que otros colegas del Viejo Continente ganan mucho más: 184.000 euros en el Benelux; 140.000 en Suiza y hasta hace poco más de 300.000 en España.

Aunque los controladores galos tiene su propio sindicato, el SNCTA que dirige Nicolas Hinchliffe, en 2010 se apuntaron a tres huelgas de la aviación civil que habían sido convocadas por las cinco grandes organizaciones que controlan la intersindical francesa. La última de éstas, en julio, afectó sobre todo a los vuelos de trayectos cortos. En los aeropuertos de París, los sindicatos del sector estimaron que se produjeron un 50% de anulaciones en Orly y sólo un 20% en Roissy-Charles de Gaulle.

De Francia nos llega también la experiencia trágica de haber recurrido a los militares en el pasado, para cubrir un huelga dura del sector. En 1973, tras un paro, los militares tomaron el control de los cielos, lo que desembocó, poco después, en un terrible accidente con 68 fallecidos.

BÉLGICA. Los pioneros en cerrar el espacio aéreo nacional son los controladores belgas, que el pasado 28 de septiembre decidieron espontáneamente, aunque en perfecta sintonía, no acudir al trabajo.

La huelga sorpresa de todos los controladores provocó la suspensión absoluta de los vuelos durante más de 24 horas, aunque los sindicatos ni siquiera presentaron demandas concretas. Su protesta era sólo una forma de mostrar su enfado por el traslado de dos trabajadores del aeropuerto de Charleroi al de Bruselas (a unos 60 kilómetros de distancia) por falta de personal ese día.

Aún así, el Gobierno, en funciones desde abril, no tomó represalias y se limitó a decir que no entendía la «acción salvaje». Además, a los responsables de Transportes del país les pilló en Canadá, donde se celebraba una conferencia aeronáutica mundial de la ONU. La única respuesta fue la acción legal de Brussels Airlines y Ryanair, que han denunciado a Belgocontrol, responsable del control aéreo nacional. Según Ryanair, hasta octubre, las huelgas de controladores habían causado retrasos en más de 12.000 vuelos y habían afectado a más de dos millones y medio de pasajeros en Europa.

GRECIA. El próximo miércoles, 15 de diciembre, a las 01.00, el espacio aéreo griego se cerrará completamente durante 24 horas. De nuevo. Los controladores aéreos helenos no son uno de los colectivos más propensos a las movilizaciones sectoriales, pero sí son uno de los más fieles a la hora de sumarse a los paros colectivos. Y por ello secundarán la huelga convocada por la Confederación General de Trabajadores y el Sindicato de Funcionarios Estatales, tal y como han hecho en el pasado.

Al ser trabajadores públicos, los controladores han sido uno de los grupos afectados por las medidas de austeridad impulsadas por el Gobierno de Papandreu, lo que explica su compromiso actual. Pero es que además, en los últimos años, cada vez que los sindicatos (estatales o del Ministerio de Transportes) han presionado al Ejecutivo, el colectivo se ha sumado sin pestañear a las protestas, paralizando los aeropuertos locales e interrumpiendo todos los vuelos de entrada y salida del país.

ALEMANIA. Muy por detrás de España, los sueldos de los controladores alemanes se sitúan entre los 60.000 y 110.000 euros anuales, dependiendo del tamaño del aeropuerto, coste que no se ve repercutido en las tasas aeroportuarias, pero sí en las de seguridad. En todo caso, se trata de un sector de muy baja conflictividad laboral. Su sindicato, el Gewerkschaft der Flugsicherung, convocó por primera vez una huelga de 24 horas en abril de este año, pero llegó a un acuerdo con el regulador, por lo que los paros no llegaron a materializarse. Las protestas no giraban en torno a cuestiones salariales, sino a aspectos relacionados con el horario de trabajo de los controladores. En Alemania trabajan 5.500 personas en seguridad aérea y 2.400 de ellas son controladores.

ASIA. Aparte del 11-S, la única vez que el tráfico aéreo de un país asiático ha sido suspendido fue hace dos años, en Bangkok, por las manifestaciones contra el Gobierno. En gran parte del continente, las huelgas son un «lujo europeo», literalmente. China, Singapur, Vietnam y muchos otros países no reconocen ese derecho. Y en los países que sí lo estipulan, prácticamente nunca se ejerce de facto, puesto que, en la práctica, el despido es libre. En la región del Golfo Pérsico las huelgas no son habituales, pero una de profesionales como los controladores aéreos, con el riesgo de cerrar el espacio aéreo, son totalmente impensables.

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