Alemania se vuelca con China

Gestos políticos, económicos, culturales y hasta periodísticos evidencian el extraordinario interés que ha adquirido China para Alemania

Hace unos días viajó hasta el país asiático el ministro de Exteriores y hoy lo hace el de Economía, acompañado de una delegación de empresarios, con el objetivo de mejorar las relaciones económicas y visitar el Salón del Automóvil de Pekín, uno de los más importantes del mundo.

China es cada vez más relevante para las empresas alemanas, pero la valoración es recíproca. En enero, se fundó en Alemania la Cámara de Comercio de China, y en marzo Francfórt fue elegido como el primer centro financiero fuera de Asia en cuanto a pagos en la moneda nacional china. 

Sólo en 2017, Alemania invirtió en China 39.000 millones de euros, y 5.000 firmas germanas operan allí.

Según los datos ofrecidos por el Ministerio de Exteriores germano, el 29% de las exportaciones alemanas a China corresponden al sector del automóvil, y el 27% a la venta de maquinaria. 

Otros, como el de equipamientos eléctricos, aparatos electrónicos y ópticos, así como la industria química, acaparan cada uno un 9% del volumen de ventas. 

El número de operaciones de Alemania hacia China alcanzó el pasado año 67.030 millones de euros, mientras que el de China hacia Alemania fue de 73.380 millones.

Los tiempos han cambiado desde 1972, momento en el que se produjo el establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países. 

Durante mucho tiempo China fue considerada por las empresas alemanas como un banco de trabajo. Ahora es el segundo mayor inversor no europeo en Alemania y el sexto más grande en conjunto. 

Los chinos buscan acceder al know-how europeo, sobre todo las empresas industriales, que tienen puestos sus ojos en la industria automovilística alemana. También a la inversa, pues Volkswagen, por ejemplo, lleva ya tiempo instalado en el gigante asiático.

Las empresas alemanas disfrutan de gran atractivo en este gran mercado y consiguen buenos márgenes. Sólo en el primer trimestre de este año en China se vendieron 4,5 millones de coches nuevos, mientras que en EEUU 3,7 millones, y en Europa Occidental, 3,1. 

Daimler ha sido el último de los grandes fabricantes de automóviles alemanes que ahora intensifica su participación en este inagotable mercado asiático.

Aunque el crecimiento de la economía china se ha ralentizado ligeramente en los últimos tiempos, los expertos creen que la industria automovilística alemana seguirá disfrutando durante unos años de las buenas condiciones actuales, dado que ésta se ha centrado en la clase media-alta y los fabricantes chinos optan por otros segmentos del mercado.

En otras industrias, como la de maquinaria, la competencia para el productor europeo ya es más seria. 

Un estudio de la Asociación de la Industria Alemana, presentado hace unas semanas, revela que en las empresas chinas no sólo venden máquinas económicas, sino que también ganan fuerza en el segmento de mercado medio y de servicios.

Los analistas alemanes reconocen que para su economía el mercado chino es casi tan importante como el de Estados Unidos. No en vano, China espera para este año un crecimiento económico del 7,5%, que aunque inferior al ritmo de dos dígitos de la última década, sería un sueño para cualquier economía europea.

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