La nueva carrocería del Audi A3 Sedán

Cuando todo el mundo coincide en algo es difícil que se equivoque. El Audi A3 Sedán suscita a su paso elogios unánimes por la bien resuelta transición entre techo, pilar trasero y maletero, que suele ser el punto flaco de los modelos derivados de carrocerías de cinco puertas.

Otro acierto radica en que, siendo una berlina pequeña, tiene la prestancia de otras mayores. Además, su maletero de 425 litros, de forma regulares, resulta muy aprovechable. Las plazas traseras son holgadas para dos y justas para tres. El acceso y la salida son bastante cómodos y no exigen contorsionismos.

El motor de gasolina 1.4 de 140 caballos mueve el coche con facilidad y permite buenas cifras de aceleración y recuperaciones, con un consumo escaso aunque muy sensible a la velocidad: así como en ciudad y alrededores, el Stop&Start ayuda a que gaste realmente poco, la media sube notoriamente sólo con circular a 120 km/h en autopista.

A cambio, el viaje es una experiencia placentera y poco cansada. Los magníficos asientos son culpables, pero lo determinante es el confort de marcha que brindan la suavidad y escaso ruido del motor, la facilidad de guiado y la calidad de la suspensión, blanda sin llegar a comprometer la precisión de las trayectorias.

El cambio automático de siete marchas repite esas cualidades: suavidad y precisión en su modo normal que no invitan a engranar marchas manualmente ni a seleccionar el deportivo, que eleva el régimen en demasía para una versión tan tranquila y refinada.

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