La marca Daimler de Ford
Ford ha decidido desempolvar la marca Daimler, en un intento por potenciar las ventas de su Premier Automotive Group (PAG), que agrupa a las marcas Aston Martin, Jaguar, Land Rover y Volvo. Por el momento, el grupo estadounidense tan sólo aplicará la denominación Daimler a la variante de carrocería larga del Jaguar XJ, un vehículo que será exhibido en el Salón de Francfort, el próximo mes de septiembre.
El precio del nuevo vehículo, que se pondrá a la venta a finales del presente año, estará por encima de los 100.000 euros y se distinguirá del Jaguar, del que procede, por su rejilla frontal y por un interior recubierto en lámina de madera y piel, tratando de acercarse a los vehículos de marcas como Rolls-Royce y Bentley os que esta marca se codeó en su día.
¿Y qué tiene que decir Daimler Chrysler al respecto?, ¿Cómo va a consentir que un competidor use la mitad de su marca para dar nombre a un vehículo? Pues los de Stuttgart tienen poco que hacer en ese frente y tendrán que tragarse las bilis de que, además, vayan a presentar el nuevo producto en suelo germano, en un certamen tradicionalmente dominado por el potencial de las firmas automovilísticas locales.
En efecto, la marca Daimler, por increíble que parezca, ha sido siempre británica ya que en 1893, el propio Gottlieb Daimler permitió que se usara su apellido para denominar el Sindicato del Motor Daimler, una organización comercial más próxima a un gremio, que había creado Frederick H. Simms.
El objetivo de este compatriota de Daimler era importar el motor que éste había diseñado para los automóviles Mercedes y que Simms empezó a vender en Inglatera dos años antes, en 1991. En 1895, Simms logró también que Daimler le autorizara a construir sus motores en suelo inglés a través de la firma Daimler Motor Limited.
Un empresario británico llamado Harry Lawson compraría algún tiempo después los derechos de propiedad de la patente de Daimler a Simms y éste, a su vez, le compró a la firma alemana Daimler -que había quebrado en 1992- los derechos de propiedad de sus motores. Eso sí, con la condición de que readmitiera a Gottlieb Daimler que, junto con Karl Maybah, habían sido despedidos al quebrar Daimler.
En 1959, la industria británica del motor empezaba a dar síntomas de debilidad y, al tiempo que aparece en el mercado el deportivo Daimler Dart -propulsado por un motor de 2,5 litros y 8 cilindros en V que había diseñado Edward Turner-, Daimler era comprada por Jaguar.
La marca de Coventry siguió fabricando las lujosas berlinas Daimler.Pero con el paso del tiempo se fueron borrando las diferencias entre ambas marcas, que finalmente sólo se distinguían entre sí por las parrillas y por los escudos.
Como es bien sabido, en 1989, Jaguar fue comprada por Ford, que desde entonces ha invertido ingentes sumas de dinero en la firma británica para convertirla en una firma rentable.
No obstante, el éxito de tal maniobra ha sido limitado y Jaguar fue en 2004 la principal responsable de las pérdidas de 570 millones de euros totalizadas por el PAG. Estas pérdidas de la compañía de Coventry vienen a sumarse a las reconocidas por la propia firma británica en 2003 (885 millones de euros) y las generadas en 2002 (423 millones de euros).
Para tratar de acabar con esta sangría, Ford ya tomó medidas drásticas en 2017, anunciando el cierre de una de las factorías más rancias de Jaguar, la de Browns Lane, y la pérdida de 1.150 puestos de trabajo, así como la reducción a 125.000 unidades de las 200.000 que se había pensado fabricar. La incorporación de motores diésel es una de las principales bazas con las que cuenta la compañía para incrementar cuota y recuperar rentabilidad.
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