Manolete el asesino

Al cordobés Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, popularmente conocido como Manolete, nadie le negaba su extraordinario arte para el toreo. 

Pero en el trato personal era un hombre un poco apagado: serio, reservado, con tendencia a la melancolía. 

Bien lo sabía su primo, Rafael Sánchez Saco, alias Cantimplas, que formaba parte de su cuadrilla como banderillero. Por mucho que tratara de adaptarse a la singular personalidad del matador, no siempre lo conseguía. Una calurosa tarde de verano, mientras descansaban en la habitación de un hotel, pocas horas antes de una corrida, Cantimplas dio un suspiro y comentó: "¡Qué bien se está hablando poco!". A lo que su primo, desde la cama, le aclaró: Mejor se está callao".

Si este verano, su marido sonríe y le comenta que ha invitado a su primo a pasar unos días con ustedes, ya puede echarse a temblar. Seguro que ambos planean sus clásicas partidas de cartas, frecuentes escapadas a tomar cañas y hasta alguna incursión nocturna a la discoteca de moda del lugar. ¡Menudos son los primos!

"Mi primo Paco", explica asombrada Marisa González, una maquetadora leonesa de 38 años "es nuestra versión local de Flavio Briatore, un playboy en toda regla. Eso sí, siempre usa los mismos trucos para ligar: primero les lee las manos a las chicas diciéndoles lo que ellas quieren escuchar y después les pide que se quiten los zapatos para probarse los suyos, ya estén en la calle, en la barra de un bar o donde sea. Aunque parezca increíble, triunfa".

Por mucha rabia que le tenga al primo de su marido, es importante no minar esa relación. Los expertos coinciden al decir que el contacto entre primos es positivo. Y desde bien pequeñitos. Miguel C. Martínez López, profesor especializado en educación infantil, escribe en su libro Cómo favorecer el desarrollo emocional y social de la infancia (Los libros de la catarata, 2005): "En muchos casos la relación con los primos permite a los niños relacionarse con otros de la misma edad en contextos más cooperativos que los proporcionados en el colegio o en la calle".

Supongo que por eso, cuando era pequeño e iba a veranear con mis tíos, me insistían tanto en aquello de "ve a jugar con tus primos, que seguro que lo pasáis muy bien", cuando mis primos me caían como un tiro porque, a la que podían, me daban esquinazo. Lo mismo debía de ocurrirle a la escritora mexicana María Luisa Puga, que en La forma del silencio (Siglo XXI, 1987), decía que al veranear con sus insoportables primos "extrañaba la escuela, en donde había amigos de verdad, no primos a los que tienes que aguantar porque son tus primos".

Por lo general, la gente mantiene buenas relaciones con sus primos. Según el estudio Cambios en las relaciones familiares y en la solidaridad familiar, dirigido por Gerardo Meil Landwerlin, en torno al 40% de los habitantes de la Comunidad de Madrid afirma ver a sus primos varias veces al año. Y es lógico que haya buen rollo entre primos, ya que nos unen a ellos muchas cosas.

En primer lugar, los genes. Con los primos carnales compartimos un 12,5% de nuestros genes. Luego está el terreno afectivo. Muchos primos actúan con nosotros como protectores -¿hace falta mencionar al célebre primo de Zumosol?- o mentores. "Mi primo era un bala perdida", recuerda con una sonrisa Javier Molina, peluquero del centro de Barcelona que ronda los 50. "Nos encontrábamos cada verano en Tarragona. Yo tendría unos 14 años y él, dos más. Me animó a echar el primer cigarrillo y la primera copa. También me contaba con detalle los descubrimientos que iba haciendo sobre anatomía femenina. Yo atendía a sus explicaciones maravillado".

La figura de un primo puede incluso descubrir vocaciones. El profesor de saxofón Israel Mira hizo un experimento en la Comunidad Valenciana, La influencia de la familia en el inicio y posterior desarrollo de los estudios musicales. Entrevistó a 50 chicos y chicas de entre 6 y 16 años, y 20 de ellos le aseguraron tener un primo músico que les había influido. Impresionante.

Maribel de San Román, nuestra abuela favorita de Tres Cantos (Madrid), narra el caso de su primo Josechu. "En realidad no era primo mío de verdad, porque lo habían adoptado mis tíos durante la guerra. No le dijeron nada hasta que el director espiritual de mi tía aconsejó revelarle la verdad sobre su origen: Josechu era hijo de la asistenta que trabajaba en casa de mis tíos. Al chico le causó tal impresión aquella noticia que decidió hacerse cura. Justo entonces, otro primo mío, Joaquín, que era un juerguista, se lo llevó a pasar el verano con él a Las Navas del Marqués [Ávila]. Al volver, Josechu ya había renunciado a la idea del sacerdocio, pues además de pasarlo en grande, se había enamorado perdidamente de Mari Paz, la hermana de Joaquín".

No obstante, hay quien puede ver al primo como un peligro. En la biografía que Charles R. Cross dedicó a la estrella del rock Jimi Hendrix (Robinbook, 2007), Eddy Hall explica cómo, con sólo 15 años, fue a ver a su famoso primo para demostrarle su talento con la guitarra. El encuentro fue positivo y, según Hall, "Jimi le preguntó a mi madre si podía llevarme de gira con él". Delores, la madre del quinceañero se negó por miedo a que Hendrix fuera una mala influencia para su hijo.

No es extraño pasar de la admiración al recelo. Los sentimientos se multiplican porque también se multiplican los primos. Quien más quien menos, tiene un montón: primos carnales, segundos, terceros, cruzados... Hay gente que asegura tener primos en todos los rincones del mundo. Un poco exagerado, ¿no? De ser cierto, al final resultaría que casi todos somos primos.

"En parte, si consideras primo como pariente, es verdad", apunta David Comas, investigador de la Unidad de Biología Evolutiva del Departament de Ciències Experimentals i de la Salut de la Universitat Pompeu Fabra. "Somos una gran familia que surgió hace 200.000 años en África. Todos descendemos de unos antepasados comunes y, por lo tanto, somos parientes. Desde entonces, sólo han pasado alrededor de 8.000 generaciones. Si pusieras en fila a los individuos de tus generaciones anteriores (padre, abuelo, bisabuelo…), bastaría con 80 personas para llegar a tus antepasados de la época romana".

Claro que eso de poner en fila a antepasados familiares tiene sus riesgos. Por ejemplo, descubrir que Barack Obama y George W. Bush son primos en décimo grado. Lo publicó Christopher Child, de la Sociedad de Genealogía Histórica de Nueva Inglaterra. Esto confirma lo que dice Comas sobre que todos somos parientes y explica el riesgo de reconstruir el árbol genealógico. Anne-Marie Kramer, doctora en Sociología de la Universidad de Warwick (Reino Unido), lo comprobó. Tras hacer un seguimiento a 224 personas que buscaban detalles sobre su historia familiar, vio que 30 de ellas habían destapado secretos que generaron conflictos familiares. Lógico. Que alguien le diga a usted que es primo de Bush...

Luego está el tema de la prima. No, no me refiero a ningún tipo de compensación económica, sino a lo que comenta Dani García, un madrileño que, con 20 años de edad, prepara su desembarco en la universidad: "Yo tengo dos primas que son unos cañones de tías. Están que crujen. Pero que quede claro que siempre las miro con ojos fraternales".

Pero entre muchos primos, lo de los ojos fraternales no funciona. Sobre todo en determinadas partes del mundo. En una reciente visita a España, el sociólogo Dipankar Gupta explicó que, en la India, "dada la convivencia, es frecuente la iniciación sexual entre primos: te enseño lo mío y tú me enseñas a mí. Sin embargo, esto no tiene ninguna trascendencia posterior".

Para otros indios, como los apaches chiricauas, este tipo de conductas sería inadmisible: "Los varones hermanos y primos del mismo sexo viven juntos y consolidan sus lazos durante toda su vida. También las hembras, hermanas y primas, viven juntas y se preparan para la vida doméstica. Pero entre hermanos o primos del sexo opuesto las relaciones son muy formales y restringidas, esquivándose mutuamente; se tratan con gravedad y nunca a solas. Entre ellos tienen prohibido el trato sexual, por lo que los varones tienen que buscar cónyuge fuera del hogar", escribió Juan Cruz en Estudios sobre la familia (Seminario Conciliar de San Ildefonso, 1981).

A lo largo de la historia, las relaciones y los matrimonios entre primos han tenido intereses muy poco románticos. La etnóloga francesa Germaine Tillion apuntó que en muchos pueblos del área mediterránea, sobre todo entre los musulmanes del norte de África, se consideraba ideal el matrimonio entre primos. Las jóvenes se veían obligadas a casarse con parientes próximos con un claro objetivo: mantener el patrimonio dentro de la misma familia. Son conclusiones que se pueden leer en La condición de la mujer en el área mediterránea (Península, 1993), traducción de la obra original de Tillion Le harem et les cousins (El harén y los primos).

El historiador francés Jean Louis Flandrin encontró intereses similares en la práctica del matrimonio entre primos en la Francia rural del siglo XVIII. "En muchas aldeas, si no en todas, los mozos se hallaban agrupados como en una institución y trataban de establecer un monopolio sobre las muchachas casaderas de la parroquia. Cada vez que una muchacha se casaba con un forastero, para el menos afortunado de ellos aumentaban las probabilidades de quedarse soltero y de trabajar como sirviente en casa de otro. Armados de garrotes, disuadían a los forasteros de entablar relaciones con las muchachas de la aldea", contaba en Les amours paysannes (los amores campesinos), editado por Gallimard en 1975.

A la Iglesia le hubiera encantado que sus feligreses siguiesen el ejemplo de los chiricauas, porque nunca llevó bien lo del matrimonio entre primos. Al no dar con una prohibición expresa en las Sagradas Escrituras, extendió la creencia de que la descendencia de estos matrimonios aseguraba todo tipo de malformaciones. El mismo papa Gregorio I desaconsejó el matrimonio entre primos "porque la prole no prospera".

Pero los expertos en genética evolutiva Diane B. Paul y Hamish G. Spencer demostraron hace poco que "el riesgo de que los hijos de una pareja de primos nazca con defectos congénitos es mucho menor de lo que se pensaba". Las probabilidades de que los bebés de estos matrimonios presenten problemas de nacimiento es de 1,7%, igual que los de las mujeres que van a ser madres a partir de los 40 años.

Tras estudiar a 160.000 parejas de islandeses en un estudio impulsado por la compañía farmacéutica de Reikiavik DeCODE Genetics, la investigadora Agnar Helgason aseguró haber descubierto que las parejas formadas entre primos de tercera y cuarta generación tienen mayor éxito reproductor que las parejas que no guardan ningún vínculo familiar entre sí.

¿Será entonces que lo de hacer el primo no tiene el significado que yo le daba hasta ahora? ¿O tendrá más que ver con lo de los números primos, que la verdad es que nunca lo he entendido? Es evidente que las relaciones entre los primos están repletas de misterios. Como hay tantos…

TOM HANKS. Algunos especialistas en genealogía dicen que es primo tercero de Abraham Lincoln, aunque separados por cuatro generaciones. El ancestro común sería John Hanks (1680-1740), tatarabuelo de Lincoln y tatarabuelo del tatarabuelo del actor.

ALBERT EINSTEIN. El padre de la teoría de la relatividad se casó en segundas nupcias con una prima suya tres años mayor que él, Elsa Löwenthall. Contrajeron matrimonio en 1919 y no tuvieron hijos. Elsa falleció en 1936, 19 años antes que el físico.

BRITNEY SPEARS. La cantante norteamericana mantiene una fuerte relación de amistad con su prima Allie, que ha ejercido de canguro de sus dos hijos y junto a la que practica frecuentemente uno de sus deportes favorito: salir de compras.

SELENA GOMEZ. Cumplió 18 años la semana pasada, pero desde hace tiempo la prensa rosa trata de relacionar sentimentalmente a la joven estrella de la serie juvenil Los magos de Waverly Place (Disney Channel), con su primo Brandon, junto al que aparece muy a menudo.

JERRY LEE LEWIS. El mítico rockero que cantaba Great Balls of Fire provocó un gran escándalo cuando anunció su boda con su prima segunda Myra Gale Brown. Él tenía 22 años de edad y ella sólo 13. Era, por cierto, la tercera vez que se casaba el pianista.

BEN AFFLECK. Según la New England Genealogical Society, el actor californiano no sólo está unido a su colega Matt Damon por inquietudes cinematográficas y ganas de pasárselo bien, sino también porque son primos en décimo grado.

ANTONIO VEGA. El ya fallecido compositor, cantante y guitarrista formó el grupo Nacha Pop a finales de los años 70 junto a su primo Nacho García Vega. El conjunto acabó convirtiéndose en indispensable en la historia musical española.

ISABEL II. A la reina británica se le subieron los colores recientemente cuando el diario The Independent publicó la noticia de que sus primos, los duques de Gloucester y los duques de Kent, llevaban meses sin pagar los alquileres de sus reales viviendas.

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