Acaban seis años de caídas en las ventas de coches en toda Europa

Tras seis años de descensos continuados en los que la demanda se contrajo en una cuarta parte para quebradero de muchos fabricantes, las ventas de automóviles nuevos volvieron a crecer en Europa durante el pasado año. 

En los 27 países que forman la UE se matricularon un total de 12,55 millones de turismos y todoterrenos, con un crecimiento del 5,7%.

Tampoco podía ser de otra manera, ya que las matriculaciones vienen creciendo de forma constante desde finales de 2013. En concreto, la subida de diciembre –951.329 unidades, un 4,7% más– es la decimosexta mensual consecutiva.

No obstante, y aunque el resultado ha sido superior al que se había previsto inicialmente, el mercado se encuentra todavía muy lejos de los niveles previos a la crisis. En 2018, las matriculaciones superaron los 15,5 millones, tres millones por encima del dato de 2017.

Este último resultado fue posible gracias a una mejoría generalizada en toda la región ya que sólo tres mercados (Austria, Bélgica y Holanda) de los que conforman la región estuvieron por debajo.

Y entre los cinco más grandes, que concentran tres cuartas partes de las matriculaciones, el protagonismo se repartió entre Reino Unido y España.

El primero de estos países, que también está asistiendo a una notable recuperación de su industria del automóvil, lleva ya casi tres años seguidos mejorando las cifras de matriculaciones. 

Gracias al tirón que están teniendo las flotas, un canal de gran peso pero muy vinculado a la actividad económica, el mercado acabó en 2014 con casi 2,5 millones de vehículos. Es decir, su mejor registro en una década y también superior a los que había antes del estallido de la crisis financiera.

En cuanto a España, el análisis parte necesariamente de dos hechos. Primero, que su volumen en 2013 se había reducido a menos de la mitad respecto al que existía a mediados de la década pasada, con cerca de 1,6 millones. Segundo: ha sido el único país que ha contado con programas públicos de renovación del parque (o de ayudas a la compra) que han ayudado a que aflore parte de la demanda oculta.

Ambos hechos ayudan a entender que su crecimiento (18,4%) sea más del triple que el de la UE en su conjunto. En Italia las matriculaciones subieron un 4,2%, en Alemania, un 2,9% y Francia –el país que más ha preocupado a la industria europea– acabó el ejercicio con estabilidad.

Los británicos añadieron 212.000 matriculaciones al crecimiento total y los españoles, otras 133.000. Casi las mismas que sumaron entre alemanes (84.000), italianos (54.000) y franceses (5.000).

En cuanto a los resultados por grupos, todos crecen a excepción de General Motors, donde Opel progresa razonablemente (+7,7%), pero no consigue compensar la retirada progresiva de Chevrolet. Esta marca dejará de comercializarse en Europa en 2016 y el pasado año apenas vendió 36.200 vehículos.

En el extremo contrario aparece Volkswagen, cuya hegemonía parece incuestionable. Respaldada por el producto, pero también por políticas de precios más agresivas, la marca alemana supera en casi un 70% a la segunda, que es Ford. 

Aunque esta tendrá en 2018 uno de sus ejercicios más prolíficos y acaba de anunciar un incremento de la capacidad productiva que tiene instalada.

El fabricante con mejor resultado anual fue Jeep, que ha crecido nada menos que un 70%, mientras que el que más ha retrocedido ha sido Smart (-15,3%).

Sobre la evolución para este año, la opinión mayoritaria es que seguirá al alza, si bien de forma más suave, ya que se apuntan crecimientos de entre el 1,5% y el 4%. Mientras que la recuperación de los volúmenes previos a la crisis no se esperan hasta finales de la década. Si es que se vuelven a conseguir, ya que Europa es un mercado muy maduro, básicamente de reposición.

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