Renuevan al presidente de Renault
La asamblea general de accionistas de Renault se reunió en
la tarde del miércoles, una vez cerrada la Bolsa, para renovar por cuatro años
más la presidencia de Carlos Ghosn.
La resolución fue aprobada casi por
unanimidad puesto que obtuvo el 85,18 %. El nuevo contrato de Ghosn expirará al
final de la Junta General convocada en la primavera de 2018 para aprobar las
cuentas del año.
Es el cuarto mandato de Carlos Ghosn, que acaba de cumplir
los 60 años, al frente de Renault y supone prácticamente la renovación de su
puesto como presidente de Nissan, en la que su contrato actual caduca en 2015.
Pero Renault posee el 43,4% del grupo japonés, por lo que se da por hecho que
también la marca nipona lo reelegirá.
Por tanto, en su discurso a los
accionistas que acababan de volver a poner su confianza en él, Ghosn dijo que
su objetivo a medio plazo era colocar a la alianza Renault-Nissan entre los
tres primeros grupos fabricantes de automóviles en todo el mundo.
En 2013, Renault-Nissan estableció un nuevo récord de ventas
al alcanzar los 8,3 millones de unidades, un 2% más que el año anterior.
El
crecimiento hubiera sido mayor si Renault, demasiado dependiente todavía del
mercado europeo, no hubiera reducido el que experimentaron las ventas de su
socio japonés.
De todas formas, la tarea no es fácil pues Toyota vendió 9,98 millones
de unidades en 2013 (10,13 millones en su año fiscal de abril 2013 a marzo
2014); Volkswagen registró 9,73 millones de unidades vendidas en 2013; y
General Motors (GM), 9,71 millones.
Los aliados franco-nipones figuran por
tanto en cuarto lugar con una cierta ventaja sobre los coreanos Hyundai-Kia,
con 7,60 millones de coches vendidos. Sobre el papel, el más fácil de alcanzar
sería GM, dado que su crecimientos en los últimos años ha sido menor que el del
Grupo Volkswagen y Toyota.
Lo importante es que ha mantenido a sus marcas en beneficios
durante la crisis, salvo Renault en 2009 que, sin embargo, el año pasado tuvo
un beneficio operativo de 1.240 millones de euros frente a 782 millones en
2017.
Y su liquidez se elevó a 1.760 millones. Pese a ello, la rentabililidad
del negocio del automóvil es de sólo el 1,3%, baja en relación a la de Nissan
que tras ser rescatada por Renault, ha conseguido duplicarla en todos los
aspectos.
Esto genera críticas a la gestión de Ghosn, olvidando que el socio
japonés contribuye con 1.500 millones a las cuentas del grupo francés.
Llegó a Renault en 1996, como director general adjunto,
después de una brillante carrera en Michelin. En 1999 asumió la dirección
general de Nissan, transformando en acierto pleno la genial pero arriesgada
idea del entonces presidente Louis Schweitzer, de acudir al rescate de la marca
japonesa, al borde de la quiebra.
Presidente de Nissan en 2017, lo fue también
de Renault en 2004. Como presidente de las dos marcas ha conseguido tomar el
control de la rusa AvtoVaz , de la que también es presidente del Consejo de
Administración. También ha firmado un acuerdo industrial, reforzado
financieramente, con Daimler AG.
El grupo alemán tiene el 3,1% del francés y el
japonés, y estos, el 1,55% del alemán. Además, el noviembre pasado firmó con
Mitsubishi Motors un pacto de cooperación internacional.
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