Canales por doquier

Cuando los Frye abandonaron la City para vivir en el campo, huían -entre otras cosas- de la sobresaturación informativa de la Gran Manzana. En Arietta, un pueblo al norte del Estado de Nueva York de apenas 300 habitantes, pensaban llevar una vida apacible lejos de la contaminación de señales de Manhattan.

Pero la tranquila comunidad vecinal en la que Melisa y Stephen se instalaron resultó ser la primera ciudad digital de EEUU. Situada a más de seis kilómetros del distribuidor de cable más cercano -67 millones de hogares están abonados al cable- los servicios de televisión digital por satélite han «salvado» del aislamiento televisivo a sus habitantes. Hoy se puede decir que hay un canal distinto para cada uno de ellos.

Stephen, que trabaja en casa como traductor, se pasa más horas viendo los partidos de hockey retransmitidos desde el Madison Square Garden que cuando residía en Nueva York.

Melisa, por su parte, disfruta de películas de cine independiente que ni siquiera podía ver en los cines más especializados de la metrópoli. Resultado: ahora el matrimonio y sus dos hijos ven el doble de televisión que antes.

Como otros dos millones de norteamericanos, Stephen se gastó unas 27.000 pesetas para contratar DirectTV, la empresa de televisión digital con más éxito comercial en EEUU (seis millones de abonados en total a los diferentes sistemas). Por ese precio, le instalaron en casa una pequeña antena parabólica de 30 centímetros de diámetro y un descodificador que maneja con su mando a distancia.

El cabeza de familia se ha hecho, sin duda, el dueño del mando. El sábado por la tarde, cuando se celebran la mayoría de los partidos de la liga, la pantalla del Trinitron le pertenece. Por algo paga un extra de 2.900 pesetas mensuales -que se añaden a las 2.800 obligatorias- por el que obtiene 23 canales deportivos menores y el NHL Center Ice, un canal que emite 500 encuentros de hockey al año.

La oferta deportiva especializada ha sido la clave del éxito de DirectTV. Mientras los grandes canales nacionales, gratuitos, se dedican a los deportes de masas, la televisión digital ofrece, además de éstos, un panal de emisoras y paquetes de retransmisiones deportivas a prueba de forofos.

Además de la velada de los sábados, Stephen, que ronda los cuarenta, se apropia de la Triniton cada mañana, cuando la casa se queda a solas. Entre traducción y traducción, realiza zapping entre los tres canales de 24 horas de noticias y los otros cuatro dedicados a la información económica.

Por las tardes, cuando los dos hijos adolescentes del matrimonio llegan del instituto, el mando cambia de dueño. A Robert, de 15 años, le gusta la ciencia ficción. El canal preferido, en cambio, por Michelle, de 14 años, es Much Music, uno de los cuatro dedicado enteramente a la música.

Melisa es la que toma el mando por las noches, después de las noticias de las seis y media. En esto último, los Frye siguen la tradición catódica y conectan con alguno de los telediarios de las cadenas nacionales, preferentemente el de la ABC.

Las opciones de Melisa suelen estar entre el Independent Film Channel, dedicado al cine menos comercial, y el American Movie Classics, en el que brillan las estrellas de blanco y negro.

La sala de cine más cercana a Arietta queda a 17 kilómetros. Por ello para ver películas de estreno, los Frye suelen recurrir al vídeo, pero más frecuentemente utilizan los cincuenta canales de pay-per-view (pagar-por-ver). Cada uno de ellos emite una película codificada cada dos horas. Sólo hace falta apretar un botón del mando para comprar por 400 pesetas las dos horas de emisión del film.

Hasta 25 canales de televisión ofrecerá la plataforma digital liderada por Telefónica. Todo ello por 2.500 pesetas mensuales. Un precio que incluye el alquiler del descodificador y de la antena parabólica. Además, apostará por los nuevos servicios multimedia, por el acceso a Internet y por ofrecer a los abonados la posibilidad de consultar prensa electrónica, comprar determinados productos o realizar transacciones bancarias. Y todo gracias a la introducción en el hogar de un nuevo aparato electrónico -el descodificador-, similar a un vídeo doméstico y que es el que permite ver la nueva televisión.

Algo que ya es posible para quienes han pagado las 30.000 pesetas que cuesta la suscripción a Canal Satélite Digital, la plataforma liderada por Prisa, que está emitiendo desde el pasado viernes, un día en que, según fuentes de la propia empresa, se recibieron 5.708 llamadas de interesados, se registraron 1.797 reservas y se abonaron finalmente 37 personas. Siempre, claro está, que paguen la cuota fija mensual de 1.000 pesetas en concepto de alquiler del descodificador y el resto de una tarifa que variará según la opción elegida. Así, los amantes del baloncesto, boxeo, balonmano o automovilismo tendrán que contar con un desembolso añadido de otras 2.000 pesetas. Es lo que se llama la oferta básica, que, además del canal específico de deportes, ofrece otros de documentales, series de televisión, informática o programación infantil.

Si lo único que les interesa es la programación de Canal Plus servida en tres horarios diferentes, la cuota mensual es de 3.600 pesetas. Y si quieren las dos opciones, basta con acogerse al paquete Premium, que se sirve por 5.000 pesetas al mes más las otras 1.000 de cuota de acceso. Sin embargo, si lo único que le interesa al abonado es la programación de los tres canales específicos de cine que se ofertan hasta el momento, tendrá que contar con un desembolso añadido de otras 1.500 pesetas. Eso sí, hasta septiembre se puede disfrutar de esta opción cine de forma gratuita siempre, claro está, que se haya contratado como mínimo la básica.

Algo más barato, 750 pesetas por canal, resultan las ofertas específicas, las pensadas, por ejemplo, para los amantes de la caza y pesca o la música clásica. Y si lo que se quiere es disfrutar de una película de estreno o, ya más adelante, de un partido de fútbol que no emitan las televisiones autonómicas o Canal Plus en codificado tendrá que contar con otro desembolso añadido, que en el caso de la película ronda las 700 pesetas.

Son las dos alternativas de televisión digital que se podrán disfrutar en España, una vez descartada la posibilidad de que se constituya una única plataforma, tal como lo recomendaban los estudios de mercado.

Luego están otras empresas, como Multicanal, que se dedica a preparar parrillas de programación que, tarde o temprano, se incluirán en alguna de las dos plataformas, tal y como reconoce Eduardo Zulueta, su director general. Por ahora, su programación la reciben unos 200.000 hogares de España y Portugal. Son cuatro canales temáticos, pero que en estos momentos llegan a través del cable. Lo mismo ocurre con Cable Antena, vinculada a Antena 3 Televisión. Su programación llega también a cerca de 200.000 hogares, con la salvedad de que éstos tienen ya las ideas más claras. Dos de sus canales, Cine de Siempre y el de documentales Discovery, llegarán dentro de unos meses a través de la plataforma digital de Prisa.

En Tele 5 han optado por esperar y dedicarse a la producción de canales temáticos. El Consejo de Administración de la cadena privada aprobó una inversión cercana a los 1.000 millones de pesetas para 1997, sólo destinada a los nuevos espacios televisivos. Su contenido es un secreto bien guardado, al igual que el de los ocho canales que está produciendo TVE para la plataforma liderada por Telefónica.

Estamos ante lo que ya muchos llaman la televisión a la carta. Y la revolución no ha hecho más que empezar. Tan especializados son algunos canales, que en Japón existe uno que sólo emite la imagen de un acuario. Por no hablar de Estados Unidos, donde es posible ver un canal que está conectado a una cámara ubicada en un edificio de Nueva York y que muestra vistas de la ciudad durante todo el día.

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