Me he quedado dormido con Sardá

Hubiera dado igual que Usted Perdone fuese un concurso de talentos, un late night o Gran Hermano... Cualquier formato que presente Javier Sardá será siempre el programa de Sardá. ¿Pero tiene un nuevo programa? Pues sí, aunque no lo crea y haya pasado totalmente desapercibido, se emite en Antena 3 desde el domingo.

Sin embargo, fue tan anodino, tedioso y previsible que en lugar de llamarse Usted Perdone se le podría bautizar como Perdone usted... ¡Ah pero si se había quedado dormido! Váyase a la cama. [En referencia a la fulminante cabezada que sacude al espectador tras los primeros cinco minutos de emisión]. El formato tiene poco de novedoso.


El presentador catalán entrevista a personas famosas en ambientes cotidianos más o menos distendidos. Por lo general, el objetivo de este tipo de programas es descubrir a la persona que subyace bajo un personaje. Pero, ¿qué pasa si el ser humano en cuestión resulta ser un tostón? O peor aún: ¿y si Sardá se ha convertido en un servil rollazo después de casi tres años de ausencia? Ésa es la primera conclusión que puede extraerse del estreno del pasado domingo que apenas cosechó un escaso 8,8% de share (1.196.000 espectadores), sin duda mermado por los malos resultados de Buenas noches y Buenafuente, que apenas anotó un 9.2% (1.804.000 espectadores).

Quizás los 35 minutos que duraron las entrevistas a Miguel Bosé y Eduard Punset en el tramo final de Buenas Noches... fueron la forma sutil de sabotaje que pergeñó Buenafuente para lastrar el debut de su otrora rival en el late night.

Claro que el elegido por Sardá para revigorizar a la audiencia ya somnolienta fue Joan Manuel Serrat, genial entre pentagramas, sobre todo durante el franquismo, pero al fin y al cabo, un hombre aburrido si se baja del escenario y se disfraza -pues un artista siempre lo es- de persona normal.

Y más aún, si se le enlata en un programa poco arriesgado y sin hondura. Sardá decidió prescindir de su habitual mordacidad para complacer al cantante y las preguntas incómodas, la ironía, el interés, en resumen, brillaron por su ausencia. Ni siquiera se atrevió a interrogarle por antiguas conquistas o por el polémico concierto en Israel que celebrará junto a Sabina y que tan mal ha sentado en la progresía.

Como colofón a una noche de sorpresas que parecían no tener fin, aparecieron Ana Belén y Víctor Manuel, antaño como el propio Sardá, izquierda exquisita y hoy reyes de banco Sabadell. ¡Qué boda sin la tía Juana! Es de esperar que Guti, en unas semanas, le devuelva por la senda de la telebasura seria.

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